Embarazo por elección

Algunos jóvenes con déficit cognitivo se enamoran, forman parejas y, con ayuda y contención familiar, se casan o conviven. Aunque sea un hecho que ocurre aisladamente, es posible. Estas parejas también se plantean la posibilidad de tener hijos, y si ambos no tienen ninguna restricción médica para hacerlo y sus órganos reproductivos están desarrollados adecuadamente, está claro que sí pueden engendrar un hijo.


Recordemos que la discapacidad mental no constituye un factor que impida las prácticas erótico-afectivas.
La pregunta, en todo caso, sería si pueden hacerse cargo de llevar a buen termino un embarazo y la crianza de un hijo.
¿Cómo afecta la disminución de las habilidades cognitivas en el cuidado del embarazo y el parto? La gestación y el parto, ¿qué efectos tiene en la mujer con un déficit cognitivo? ¿Podrá cuidar al hijo?

También hay una realidad insoslayable, constituida por una probabilidad de que engendren un hijo con una discapacidad mental. Por ejemplo una mujer con síndrome de Down tiene el 50 por ciento de probabilidades de concebir un niño con síndrome de Down, pero muchos embarazos con fetos afectados se pierden naturalmente.

En el caso de que ocurra un embarazo deseado por la pareja, la actitud de los médicos es muy variable y depende del grado de información que tengan sobre los diferentes tipos de déficit cognitivos.

Como cualquier persona, un joven con déficit cognitivo necesita sentirse aceptado por el grupo social que lo rodea y, a la vez, ajustarse al ambiente. Cuando una pareja conformada por personas con sus facultades mentales disminuidas deciden tener un hijo, todo su entorno puede verse afectado y las opiniones comienzan a surgir y el apoyo o el desacuerdo se pone de manifiesto. Romper los estereotipos sociales referidos a este tema es un proceso complejo.
En el caso en que se desarrolle el embarazo, se deberá recibir mucho apoyo familiar para que puedan explorar sus patrones de interacción personal y destacar los factores relacionados con los roles de “padres” que deberán comenzar a ejercer. El modo de desempeño de sus roles de “mamá y papá” orientan hacia la funciones y su capacidad de actuar dentro de sus nuevos papeles sociales.

En los últimos años se le ha dado mucha importancia a la necesidad de integrar a este sector de la población a todas las esferas de la vida cotidiana. En nuestro país los proyectos se han centrado especialmente en favorecer opciones y oportunidades educativas para lograr su integración laboral, dejando de lado el reconocimiento a sus derechos sexuales y reproductivos, situación que sólo en pocas ocasiones ha sido abordada.

Por María Marta Castro Martín
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